sábado, 24 de abril de 2010

Haikú - ches

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Semana de sueños recurrentes, fogonazos en el cerro y cadáveres de zorras dejando constancia de la fina puntería de Don Fulano Anónimo.
La recompensa del frío: infusiones inyectadas a través de los dientes mostrados sin pudor, con dos que tres toques de incisivos picados o incompletos. Cada risa es un abrazo, cada mirada de satisfacción ante los cálculos resueltos es un ladrillo más en mi reconstrucción. Hablo de mí, desde mí: abyectamente egoísta.
El tiempo es una mula terca que se resiste a pasar por este lugar. No hay atracción por introducir “lo moderno”, acaso se busca por unos meses y se devuelve el serrano a su bastión de silencio, de paz y pureza.
Las distancias siempre se miden en “cerquita”, “aquí nomás”, “cumbrando el cerro”, "ahí bandeando", "payayito", en fin, términos que rebajan a nada los compases de los horarios, la división del día en aburridas 24 horas y la prisa innecesaria por vivir con objetivos materiales, aún cuando se pierda el valor espiritual.
Norberto golpeó mi mundo con este misil: “y, ¿qué querías ser de niño?”. Me dolió ese silencio estúpido, como de adulto, pero qué iba a responder.
Como que el shock de todo este pedo me tiene dándome reverendos golpes contra el piso al pensar en esa pendeja angustia a la que dejaba invadirme. Supongo que este siglo y el venidero no tienen cabida para la depresión y la flojera, acaso será lícito ser melancólico, estar triste en ocasiones, pero no escudarse en esa mamada de que “somos postmodernos ca’ ” (Alejandro García “Virulo”, sepa Dios cuándo). ¿Será por eso que San Andrés Calamaro dice “la vida es una cárcel con las puertas abiertas”? Y Majo remató: “sí, y al que no le guste, que se salga”, jajaja, lo pienso y digo que a veces – o siempre- nos complicamos por puras pendejadas. Yo qué chingados sé. Hoy estoy de buenas, mañana… no lo sé. “Tengo cada insensatez y me suelo equivocar” (San Andrés Calamaro, 200…???).



Dos Haikús para Mamá Elena:

Te necesito
cuando estoy alegre y
cuando entristezco.

*-*-*

Dominio sutil
colmado de un cariño
indescriptible.


Haikús independientes

Caminos curvos
atraviesan la sierra.
Hierven los guachos.

*-*-*

Ya ni en la sierra
se siente uno seguro.
¡Pinches soldados!

*-*-*

En San Bernardo
soy parte de la tierra.
Estaba vivo.

*-*-*

Estalla el cielo
en bichos luminosos:
Andrea ríe.

*-*-*

Cuando anochece,
los ancestros conversan
en San Bernardo.

*-*-*


Esta pendejada la encontré en mis apuntes:

Por causa de la sustancia activa del insecticida, las lombrices de mi jardín se convirtieron, después de la fumigación, involuntariamente expertas en el “sesenta y nueve” y el sexo oral, porque, al tratar sanamente de darse un simple beso, nunca supieron que, sin sus ojitos, no podían ver a dónde sus boquitas inocentes iban. Es triste verlas andar de un lado a otro sin saber que al tratar de dar amor sin malicia, incurren en actos inmorales… definitivamente habrá que cambiar los parámetros con los cuales podamos diferenciar lo que es bueno o malo. Por eso, existe un pacto de sangre, propuesto por los demás ciegos de este gueto y consiste en la creación de la Liga Lombricienta Para La Defensa De La Salud Anal, Vaginal y Oral, esto con el fin de evitar enfermedades provocadas por el contacto que pudiera suscitarse en momentos inesperados.

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2 comentarios:

matensa dijo...

Y ahora??? qué sigue???

Luna Marinera dijo...

Me disculpo anticipadamente, no hubo nada tan bueno (para mí) en todo lo que esrcibiste como lo de las hormigas... jojo... deberías ahondar en ello, un cuento... ¿no crees?