miércoles, 6 de octubre de 2010

Larissa... 1 Día En La Vida

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“Vos cuidarás del bebe,
le cambiarás el pañal
y le darás de mamar
y poco a poco aprenderás
el oficio de ser mamá”

Fito Páez

“Dios no podía estar en todas partes a la vez. Por eso creó a las madres.” Proverbio judío.
Dios es simplemente increíble, genial…
Cuando estoy casi convencido de que todo ha perdido el encanto, sucede algo que hace a la vida dar un giro totalmente radical y me devuelve la alegría -y el agradecimiento- por vivir.
Hoy recibí el mensaje de Viri avisándome que Larissa se unía a los millones de personas que habitamos el planeta, y me embargó una inmensa emoción, un estremecimiento positivo que me hizo sentir feliz, aunque, creo que la más feliz es ella…
Por eso les comparto esto desde el blog, porque es un acontecimiento que he estado esperando desde hace mucho tiempo, creo que el mundo recibe a Larissa con un abrazo y millones de besos de todos los que hace tiempo la esperamos…
Y no sé por qué me dio por buscar el significado de su nombre y esto hallé en una página no tan chacharera como este blog: Variante del nombre Lara. Griego. Nombre mitológico de la diosa protectora de la familia. Nombre común en Grecia y Rusia.

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jueves, 23 de septiembre de 2010

Brazos de Marro

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“Se llevó mi sed, mis besos, mi pan,
mi violencia, mi pasión,
ahora, ¿adónde iré con un alacrán
en lugar de corazón?”

Joaquín Sabina


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Mientras dormía, Juan era el hombre más bello que su mujer hubiera visto jamás. Hasta ella se acurrucaba tras su espalda moldeada por el intenso trabajo en la mina, pero al despertar, él descubría que en lugar de brazos poseía un par de marros formidables.
Tal era su emoción que trataba de mostrarle a los demás esa maravilla de Dios mismo había puesto en él, de ese modo, la puerta de la cocina, los trastes, los muebles y especialmente su esposa, Matilde, soportaban las demostraciones del buen funcionamiento de los brazos fuertes de Juan.
Esto, en realidad, no representaba una novedad porque su padre había tenido brazos de cinturón de cuero y su abuelo poseía, en lugar de brazo diestro, una larga binza de nueve colas – aún no determino qué demonios era eso de las “nueve colas”, pero supongo que por algo resultó trascendente-.
Estaba tan orgulloso de sus brazos de marro que no se dio cuenta que, poco a poco, éstos permanecían con ese aspecto durante todo el día, incluso mientras dormía, lo que incrementaba sus ganas de usarlos a toda hora.
Los amigos de Juan lo elogiaban porque no había nadie que pudiera ganarle en las vencidas que se organizaban en la cantina improvisada por Doña Lencha, toda vez que el trabajo se terminaba en la mina y comenzaban las rondas de cerveza.
Su amante, una cantante en decadencia, había optado por mudarse de ciudad porque sabía bien que Juan no le perdonaría esa tremenda gonorrea que le había dado como regalo de cumpleaños.
Allí comenzó el verdadero problema para Juan.
Una mujer como Matilde podía aguantar las golpizas más terribles y al otro día, mirar llena de amor a través del marco morado de sus ojos a su esposo, no obstante, el día que descubrió su enfermedad venérea, recibió una bofetada en lo profundo de su dignidad. En resumen: podía matarla a golpes mientras le fuera fiel.
Al igual que la causante de semejante sarna, Matilde se marchó durante la madrugada, dejando a Juan con su hombría supurante, sangrante y maloliente.
Lleno de miedo ante el aspecto que sus genitales habían cobrado, intentó rascarse. Lo único que consiguió fue lacerarse los testículos sin hallar remedio.
No podía salir a la calle, ni siquiera podía usar ropa interior por el ardor que tenía y una gran soga de orgullo y vergüenza le ataba los pies para pedir ayuda.
Sobrevivió dos días con un poco de sopa que Matilde había dejado. Debido a que sus brazos no eran aptos para poder encender un fósforo tuvo que comérsela fría, además, acostumbrado a sentarse a la mesa con la comida servida, Juan no sabía ni siquiera prepararse un café, mucho menos sabía cómo freír un par de huevos.
Por esto último empezó a extrañar a Matilde y lloró de falso arrepentimiento por dos días. Al tercero, recordó la sonrisa que ella le prodigaba cuando la había conocido en la feria del pueblo y se maldijo. Al cuarto día supo que ella era lo único bueno que le había sucedido y recordó que justo en la boca del estómago había tenido alguna vez una sensación extraña que sólo ella podía despertarle.
Él tenía los hechos claros pero ya Matilde se había marchado.
Los demás días carecen de relevancia porque sólo representaron una desolación progresiva. Para cuando sus brazos perdieron el aspecto de marros era demasiado tarde y así, por sus huevos, Juan murió de hambre y soledad.


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martes, 24 de agosto de 2010

Pa' Volver a Verte

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Les dejo algo que escribió uno de mis niños – mi ahijado, por cierto - en el curso del Conafe.

La zorra hambrienta
Por: Julián Martínez Martínez

Había una vez un perro que se fue al campo y se encontró con una piedra fea con cuatro patas, iba comiendo pasto y se fueron caminando.
Bajó el cielo enojado y golpeó a los dos y los llevó el cielo con sus dos alas y por el aire los soltó y cayeron sobre un pato molido y desde ahí cayó muerta la piedra.
El perro flojo no se murió y salió volando con sus dos cabezas e iba cayendo a un pozo con agua gris.
Le dijo el agua gris al perro flojo: mero que acaba de pasar una zorra.
El perro la siguió y encontró a la zorra cantando, gritando con sus dos cabezas.
Se fueron los dos hambrientos a buscar su comida.


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Me fui.
Saludos a todos.

P.D.: Ya saben que los quiero, que soy medio supersticioso, pero por favor… ya no me manden cadenas. :@

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lunes, 9 de agosto de 2010

El sombrero y sus amigos

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“Hay nueva ola de los sacrificios,
ven linda, baby trae tu corazón,
tengo un cuchillo nuevo de obsidiana
quiero estrenarlo sin vacilación”

Los Tepetatles

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Ando buscando un empleo… no porque tenga necesidad de adquirir algo ni por mucha afición a ese tipo de suicidio, sino porque, parafraseando a la Bersuit, soy el único rabioso que hay esquivando las miradas.
A pesar de los consejos de la banda, me metí a trabajar en una estación de radio, pero no veo claro con el salario – y bueno, fui advertido-, sí está chido y todo pero no veo la pasta que me sustente el gusto, además, si voy a entrar a la liga de baby-fut pss necesito tenis y no completo las cien lanas que cuestan esos exclusivos de diseñador que venden en la plaza los lunes.

Hoy te comparto uno de los cuentos que escribieron los niños de San Bernachi durante el tiempo qué estuvimos juntos:


El sombrero y sus amigos
Por: Alma Bautista Ruiz

Había una vez un sombrero que se bañaba cada cuando era su cumpleaños, pero un día el sombrero salió, fue a buscar su comida.
Cuando vio que la nube se estaba acercando, el sombrero se puso su ala y voló.
Cuando el sombrero voló, movió a la nube y la nube se reventó de agua y el sombrero volando se fue a su casa.
En medio del camino vio un tomate muy feo. El tomate agarró al sombrero y lo puso en su cabeza para que el tomate no se mojara.
El sombrero se llevaba con un lápiz. El sombrero le dijo al lápiz: ya no quiero ser tu amigo porque yo no me baño y yo sé que tú quieres ser amiga de alguien que se bañe todos los días.
El sombrero llorando se fue al monte.
Al día siguiente empezó a llover, pero como el sombrero no se bañaba, le dio mucho frío.
Pero un día, el tomate y el lápiz lo agarraron al sombrero y lo bañaron, y desde entonces toda la gente lava su sombrero.

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Me fui.
Salvo que Dios y su variante humor digan lo contrario, este miércoles ya tendré un empleo con salario.

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domingo, 1 de agosto de 2010

Dos de Tres Caídas...

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Cuando esta tumba destruya mis huesos,
cuando mi lengua no pueda cantar
y de entre los muertos inicie el regreso
perdiendo el rastro al viejo guardián
yo ¿a dónde iré sin ti?

Arturo Meza


Nunca tuve un ataque de conjuntivitis como del que recientemente me alivié. Por ende, no había tenido la necesidad de mantenerme con los ojos cerrados mientras la pomada hacía su trabajo, el asunto resultó hasta introspectivo y me mantuvo ocupado pensando en el perdón y la culpa.
Considero que siempre una cosa lleva a otra, por tanto, esta sucesión de eventos se vio coronada cuando al fin llegué al final del capítulo 4 de un libro que estoy leyendo, allí, Brian Weiss dice que “la empatía es la clave para llegar al perdón”. Pensé en ello. Aún lo hago. Creo que necesito perdonarme algunas cosas, ¿no te ha pasado? Además de sólo empatía personal, también creo que se necesita con aquellos que han intervenido de manera negativa en nuestras vidas… Luego, me vino a la mente una canción de Meza donde dice “amar es cosa fácil, se puede uno morir en la cruz…” No sé, creo que estoy mentalmente enmarañado.
Hace tiempo que pienso en una fórmula extraña para poder descubrir un algo que no preciso.

Mientras me mantenía con los ojos cerrados, ha venido a mí una suerte de revelación:

Hay un lugar en alguna parte del mundo – quizá más lejos-, se trata de un pequeño pueblo rodeado en su parte sur por dos montañas extendidas. Justo en donde confluyen las dos pendientes nace un río caudaloso que también secciona en dos al pueblito.
En la parte oeste, existe un terraplén sobre el que se cuelgan cabezas de animales muertos: venados, jabalíes, reces, asnos, tlacuaches y hasta coyotes. Detrás del parapeto hay una casa de barro rojo y techo de palma.
En el patio hay huellas de botas. Muchas botas.
Desde que cruzo el río siento una presencia detrás de mí. Tal vez sea porque vagamente recuerdo que los fantasmas no pueden atravesar el agua de los ríos y arroyos, y éstos están del mismo lado que yo.
Hay un amuleto en mis manos, es un colguijo formado por muelas humanas, un ojo de venado, plumas de cuervo, una cruz de barro que, curiosamente, está invertida, un pedazo de tela negra que no sé qué es. Todo está unido por lo que se supone son tripas de gato ya secas. Recuerdo apretar este amuleto para sentirme protegido.
En la puerta de la casa hay colgado un ángel que toca un clarín. El angelito es moreno y mira hacia la izquierda. De sus ojos color cereza escurre sangre.
Cada vez que entro en la casa descubro la misma escena: detrás de un fogón se oculta un niño de escasos 4 años. Los ojos están desorbitados y miran vagamente con rastros de haber llorado ya durante muchos días. En un rincón, hay una mujer sentada con la cabeza reclinada sobre su hombro derecho. Debajo de su amplia falda hay un charco de sangre, un olor fétido escapa del mismo. Al levantar la tela, descubro un feto que se pudre hace tiempo. Luego, el niño oculto tras el fogón canturrea las siguientes palabras:

Somos la placenta
de una hecatombe,
la alimentamos a diario.
Si el juicio final acontece
es culpa nuestra.


Ya no tenía ganas de ver todo esto y me moví sobre mi cama para, finalmente, abrir los ojos y echar por la borda todo el efecto de la pomada sobre mi vista. “Estos ejercicios de relajación no me llevarán a nada bueno”, pensé.
Sentarse al borde del abismo tiene sus ventajas, al menos así lo supongo, se puede ver el infierno desde lejos sin quemarse. Espero que no pase algún gracioso y me empuje.




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“… y a veces cuando uno está triste necesita a alguien que diga frases como “qué lástima” o “no me digas” o “a poco””. Toño Malpica, Las mejores alas.

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jueves, 22 de julio de 2010

Las Chicatanas

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“Yo te conozco de antes
desde antes del ayer
yo te conozco de antes
cuando me fui, no me alejé”

Fito Páez

Confirmado: salgo a las 2 al Congreso Consultivo sobre las Dimensiones Paralelas a efectuarse con miembros del Stooch.
Esta semana trabajé en la limpieza del terreno que tenemos en la casa. Sembramos maíz y frijol y de paso arrimamos tierra a las matitas de ajo que se niegan a morir.
Les dejo esto que vino a mi mente en uno de esos días en que andaba por San Bernachi…

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Las Chicatanas

Después que la hormiga trajo el maíz a los habitantes de la tierra, se dedicó a recoger intensamente su alimento para los meses de frío intenso.
Los hombres cultivaron la tierra y la abundancia que su trabajo traía consigo les hizo olvidar a las hormigas, quienes cada vez fueron menos visitadas por los principales, incluso, se llegó a echarlas de los campos de cultivo por considerarlas inoportunas.
Las nuevas generaciones de hombres no sabían nada de la importancia de la hormiga porque sus padres habían olvidado contarles acerca de los peligros que ella había atravesado para poder otorgarles tan preciado tesoro.
Así, la hormiga inició una vida fluctuante entre la persecución y el abandono, sin dejar de trabajar, porque, si hay algo que caracteriza a la hormiga es su perseverancia y resistencia, por supuesto, a pesar de haber sido confinada a vivir muy lejos de las casas de los hombres.
Sin embargo, vino un tiempo de oscuridad.
El brillo del sol era contenido por un muro de nubes negras que se negaban a dejar caer la lluvia.
Sin sol y sin lluvia, el campo se convirtió en un páramo infértil donde comenzaron a abundar reptiles venenosos, parcos espinales y enredaderas que invadieron las casas de los hombres.
La gente tuvo que refugiarse en cuevas.
El viento gélido pronto invadió cada rincón y pequeños fragmentos de hielo comenzaron a formarse en las ramas de las plantas que, poco a poco fueron muriendo de frío.
Los hombres no podían mantener encendidas sus fogatas porque el aire frío se tornó más violento a los 33 días de haberse ocultado el sol.
Sólo la hormiga, acostumbrada a vivir abajo, en la penumbra, en el olvido, había logrado acumular suficiente alimento para soportar esa era oscura. La Tierra, madre y mujer al fin de cuentas, acogió con amor a la hormiga y en su seno le brindó el calor necesario.
Los hombres ofrecieron sacrificios, culparon a los dioses y al final, dejaron de creer en sus deidades. Sus ojos estaban llenos de una mezcolanza de miedo, desesperación y rabia. El amor se murió dentro de ellos y no vieron más que por ellos mismos.
Una mañana, una hormiga anciana sintió en su corazón el dolor de los hombres mientras saboreaba un guisado de espigas de maíz.
Aparto de su vista el manjar y durante toda la tarde y noche consultó su oráculo hormiguil, habló con los dioses del maíz y con la madre Tierra, ofreció ofrendas de cempasúchil, cacao y semillas de calabaza. Los dioses y la Tierra hablaron al amparo de un altar construido en el interior del arrieral y le hicieron ver que de nada sirve vivir egoístamente, procurando el beneficio propio mientras sus hermanos, los hombres, morían de hambre y frío. Al alba tenía una resolución.
Por instrucciones de la anciana mayor, un grupo selecto de arrieras comenzaron a comer en sobremanera hasta desarrollar un cuerpo muy grande, con la colita rellena de grasa, muy necesaria para poder conservar el calor en tiempos de frío.
La hormiga anciana había dejado de ser un ser decrépito para convertirse en una prominente hormiga, lo suficientemente grande para poder ser notada a gran distancia.
La Tierra se dio cuenta del plan de la hormiga anciana y contribuyó otorgándoles a cada una de ellas un par de alas, sólo que, por las prisas, no pudieron ser de tan buena calidad como las de las aves, sin embargo, servían para no ser reconocidas como hormigas por los hombres, así no podrían echarlas de sus cuevas.
Cuando ya la noche había caído, las enormes hormigas aladas salieron de su arrieral y se enfilaron volando hacia los lugares altos donde los hombres habían logrado vivir.
Ellos yacían hacinados en el polvo. Su piel morena se había tornado grisácea y en sus cabellos pendían trozos de barro. El hedor a muerte se esparcía por todo el ambiente. Los niños portaban llagas por todo el cuerpo.
La hormiga anciana, que lideraba el grupo, estuvo a punto de llorar al ver esa escena tan desolada, pero aguantó el vuelo y se posó en la nariz de una niña moribunda, caminó hasta sus labios y se introdujo lentamente en su boca.
Las otras hormigas aladas hicieron lo mismo con otros cuerpos mortecinos y, al poco rato, el semblante de los hombres se tornó más vivaz, de tal modo que pudieron atrapar más hormigas y comieron hasta saciarse. La muerte había cedido.
El sacrificio de las hormigas nunca fue conocido como tal, debido a que los hombres, ingratos por naturaleza, llamaron chicatanas a esas grandes hormigas aladas que no los dejaron morir y continuaron maltratando a las hormigas.
Incluso en nuestros días, cada vez que el cielo se llena de nubes negras, debajo de la tierra se comienzan a preparar un ejército de hormigas que repiten el ritual de alimentar con sus cuerpos al hombre. Aunque la lluvia nos visite, ellas no olvidan que hubo un día en que el hombre casi muere y por eso regresan una y otra vez.


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P.D.: Para quien no las haya visto, así se ven las chicatanas:


Dicen que, de alguna manera, los muertos nos merodean en espera de un espacio para ser escuchados. A menudo los comparo con las minorías del mundo. Tal vez debamos hacerles más caso en tiempos tan oscuros como éstos.


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sábado, 17 de julio de 2010

Qué Hongo Mi Champiñón!!



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“Oh señor, separa mi camino de mis enemigos
escucha lo que digo y te pido
cuida de los míos apártalos del mal y protegelos del frío”

Zona Ganjah


Y bueno, acá de nuevo.
Se terminó el curso de Conafe. El día de la clausura me vino un lapsus de tristeza por lo que iba a dejar de vivir en ese momento (era mi nirvana) pero bueno, así es esta onda de lo ciclos y sé que algo nuevo que vivir vendrá, como alguna vez me dijo Majo “es en la pluralidad donde se da la verdadera experiencia del ser”, así que estos ojos están abiertos a conocer cualquier cosa que venga – con los riesgos que esta declaración implica-.
Me despedí efusivamente de mis niños y prometí volver, esto no sé si debí hacerlo pero trataré de regresar porque aún hay muchas leyendas y rituales que conocer.
Después de ir a comer chivo casero y montés en casa de Julián, salimos en la madrugada hacia Miahuatlán, participamos de unos tacos al pastor que preparó mi hermano en la casa.
Al otro día, nos fuimos a Huatulco.
Pasé dos días a la casa del Chuy y al botanero de Tere en compañía de Julián, al que me traje para que conociera el mar y se despejara de sus múltiples ocupaciones diarias. Pasé dos veces a buscar a Viri pero no estaba, luego, me desconoció en el cel, así que me la debe (:@) (Qué bueno que te haya gustado la letra de la canción para La Huevita… te falta inventar la tonada).
Julián me comentó que le había gustado mucho el mar y que le cayeron muy bien los miembros del Stooch a los que conoció, quienes, por cierto, se portaron a la altura de la situación y le brindaron hospitalidad a mi muchacho. A pesar de que casi no puede dormir, así como Mamá Elena (tiene problemas con el sueño: no se le quita), se divirtió en la costa y pss también acá en la casa. Mi mamá le insiste en que se quede y que estudie la secundaria en Cuixtla, pero bueno, ojalá que él lo piense y que decida lo que crea más conveniente.
Por último, pensé que me iba a ir en blanco, pero apareció oportunamente una tella de Clan McGregor (qué? qué? cómo? no pss no sabía de su existencia) mezclada con Amaretto, dos tragos nomás para aguantar a ver Toy Story 3 y por si mi hermana me hablaba de repente.

El día 12 nació Asaf y tuve la dicha de irlo a conocer al hospital. Sigo sin dejarme de asombrar del milagro de la vida, “la magia del sexo y la reproducción” como dice Meza. Chuy, Cannabis y yo nos hicimos cargo de Abiel y de Julián y los llevamos a la playa. A decir verdad, Fanny y Viri subestiman nuestra capacidad para realizar labores de nanos, (salvo porque Cannabis y Chuy se durmieron en la playa y Abiel se me enfermó en la madrugada, pero pss a cualquiera le pasa).

Y bueno, pasé por el “reclu-umar” como dice Viri, fui a buscar a Tenor pero lo hallé en los pasillos, así que me retiré porque tenía que salir hacia mi casa. Pero antes de irme, el Sargento y el Comandante tenían un hicho y con eso bastó para sonsear un rato y demorar la salida hasta las 4 de la tarde. Me fui de Hux bien contento… seeee… muuuuuuuy contento…. “Fumando vamos a casa…”

Ya en Cuixtla, Julián fue convencido por la familia para que se quedara otros días. Está asistiendo a un curso bíblico de verano donde está haciendo unas manualidades. Yo vine a despejar la mente porque ando acordándome mucho de unas cuestiones punzocortantes para el alma, así que mejor voy a ver un partido de básquet y a deleitar la pupila “con tanta cara linda en el barrio” (Calle 13, 2009).




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Medio, índice y pulgar
de ambas manos
digitan besos kamikazes
que golpean impertinentes
las puertas de tu
corazón cerrado.

El deseo es un ariete
alimentado por tus fotos.
Tras tus gafas especulo
un universo, un laberinto
con final de voraz
trituradora.

Y yo que sólo quiero hacer
que te enamores de mí
para enamorarme luego.

Y te digo:

Ámame que me supura,
me arde el corazón de amor.
Quiéreme
que la izquierda se pervierte
y ser rebelde es una moda.

Ámame ahora que podemos
salir sin que invadan
nuestras calles los soldados.
Quiéreme que se acerca
el fin de los tiempos,
la era del demonio en la tierra.
La peste en los corazones.


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Este es Julián en "El Tejoncito":



Y esta fue la foto grupal toda vez que terminamos el curso comunitario:



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viernes, 2 de julio de 2010

Canción de cuna para un Huevito

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“Fumando vamos a casa
Cultivando amor
Cosecharé esperanza”

Zona Ganjah


Vi por fin un fragmento de cielo azul tras cuatro días de intensa lluvia en San Bernachi. Hizo un frío de perros que resultó positivo para el nacimiento de una gran variedad de hongos que constituyeron mi dieta esta semana. Es la primera vez que como más de 7 tipos de hongos, con antidoping previo, a fin de evitar la loquera en la comunidad.
El día lunes comí armadillo. Los señores lo frieron con pitiona (una yerbita para sazonar) y quedó riquísimo, qué puedo decir, hacía tiempo que no probaba tan exquisito manjar.
Regresé entre la llovizna a mi casa el día jueves porque, hoy fue la clausura la nena de la casa, así que no podía perderme semejante acontecimiento. Nos fuimos a ver la ceremonia de clausura al CBTis donde estudié el bachillerato y recordé con mucho entusiasmo mis años de bachiller (en los que casi no asistí pero me hice de un grupo sólido de amigos). Vi la irreverencia de “los Eléctricos” y escuché de nuevo a la banda de guerra de la escuela.
Por falta de costumbre, saludé a la bandera cuando se cantaba el himno, cosa que los civiles no hacemos, y para acabar de evidenciarme, mi viejecita linda se encargó de apartar lugares de primera fila, así que muchos vieron mi distracción. Luego, como no me sé muy bien el himno nacional pss tuve que hacerle como que cantaba.
El los honores a la bandera pss todo trancas, me emocioné al ver a mi nena marchando (lo del sentido patriótico dejémoslo para otro día, hoy no tengo ganas de discutir mi concepción de patria), y creo, en definitiva, que si hay algo que ha formado parte de mi identidad, es haber conocido a mi grupo de maleantes en aquellos años, para nada imaginaba que me iba a encontrar otros “piores” en la Umiar.
Y bueno, no hay festejo hasta el sábado 10.
Ya luego me vine a la casa porque no había barrido mi cuarto en semanas y mi mamá me miró así como que con cara de pocos amigos, y mejor me puse a desenterrar las ruinas de mi habitación.
Por cierto, mi viejita linda cumplió años el 26, así que me fui a buscarle algo para darle, pero no encontraba nada, así que (saque la imaginación pinchísima) le compré un bolso, supongo que le gustó más porque yo se o hubiera dado qué por el bolso, luego, me robé una rosa de su propio jardín y se la regalé. ¡Cómo quiero a esa condenadota!

Y bueno, me fui, les dejo esto que escribí para Viri y su “Huevito”. Es una pequeña canción de cuna que, curiosamente, carece de una tonada definida, así que eso le toca a la feliz madre. Está de más decirlo pero, Viri: sabes bien que te quiero mucho y que tengo mucha ilusión de ver a tu nene, aún tengo una sorpresa (que ya no es tan sorpresa) pendiente, espero que quede mejor de cómo la estoy pensando.


Canción de cuna para Larissa

Eres suave estambre,
felpa delicada,
un beso de ángel
por la madrugada.

Tintineo de gotas
de rocío fresco
dentro de mi vientre,
algodón del cielo.

Arenita tibia,
brisa de la playa,
canto de gaviotas,
suave polvo de hadas.

No tengo qué darte,
burbujita mía,
por ahora sólo
te ofrezco la vida.

Para compartirte
mi amor y ternura
te canto este breve
arrullo de cuna.

Duerme, pequeñita,
duerme, vive y sueña
que mis alas tibias
ansiosas te esperan.

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Me fui, ya casi empieza a llover en Miahuatlán y como que las calles tenían un olor medio sospechoso hoy por la mañana, espero que no se alborote con el agua, suficiente hay con el movimiento electorero como para que encima el ambiente se empañe de olor a cañería.
Por cierto, estoy al pendiente de la amenaza Stoochera de reunirnos en San José, por cierto, ese pueblo se ve desde San Bernardo, tal vez haga una ruta alternativa en línea recta (favor de recoger lo que quede de mí).


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lunes, 21 de junio de 2010

Conversación

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Y bueno, esta semana me enfermé. De hecho, sigo enfermo.
Mañana me lanzo a Ejutla, a ver qué tranza por esas tierras.
Mientras tanto, les dejo esto que hice hace cinco días... o más...

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¿Con que todo eso te pasó? Jajaja, ahora entiendo quién eres, pues a mí me pasó algo así. Todo empezó un domingo en Miahuatlán. Por andar de valiente con Juvencio se me fue el camión de las doce y ya no pude irme a buena hora a San Bernardo. Nadie me levantaba porque ni con pasamontañas podía ocultar el efecto de los mezcales.
Como pude me trepé en un camión de redilas y allí me fui entre la caca de las vacas que ya seguramente se habían vendido en Miahuatlán o en Ejutla, qué me importa, el chiste es que llegué a Santo Tomás tarde y bien pedo.
Ni bien puse un pie en la vereda, cayeron dos rayos y se soltó el agua. Todo se me juntó ese día: no llevaba las botas, ni impermeable y además la mochila de lona se me había quedado en la casa de mi mamá, así que todos mis papeles se mojaron entre esa bolsa de pana.
Ni pedo, no podía regresarme.
Caminé entre el lodo colorado del camino que, a cada rato, era iluminado con los relámpagos. Tropezaba constantemente porque tiritaba de frío y las piernas se me estaban entumiendo. Los mezcales ya se me habían escurrido junto con todo el sudor. Allí iba yo caminando como el cuche, con la cabeza para abajo, cuando vi la pinche zorra a medio camino.
Me quedé con los ojos bien abiertos y pensé en dar la vuelta, pero el animal me vio y me gruñó. Traté de retroceder, entonces me tropecé y sentí mi cuerpo bien ligerito rodando por entre el barranco. Toda esa zarza y maraña me fueron pelando el cuero, ni siquiera supe cuándo se me cayó la mochila, mucho menos mis zapatos.
No me di tiempo para sobarme, como pude subí la cuesta del cerro y llegué al camino. La zorra ya no estaba y, aunque estuviera, estaba bien encabronado porque por su culpa me caí. Lo mejor era que ni se asomara.
Enfilé hacia el pueblo y llegué entre el aguacero y la noche oscura.
Ni bien reconocí la casa comencé a llamar. Casi media hora pasó hasta que alguien se asomó. Allí me empecé a molestar porque, además de venir batido, madreado y asustado, tenía un chingo de hambre, los perros casi me mordían y, para rematar, la persona que salió no me hablaba. No vi si era mujer u hombre por la luz de la lámpara que me aventaba en la cara. Un buen rato estuvo haciendo eso hasta que por fin dijo: - ¿es usted, maestro?
Respondí que sí era yo, que estaba herido y que necesitaba que me espantara a los perros porque no me dejaban pasar.
- ¿De verdad es usted?- insistió.
- No juegue, doña, ¿quién más va a ser?-.
- A ver recoja esta piedra- dijo, mientras me arrojaba una piedra que se perdió entre las hojas secas de los yegareches.
- Ya, déjeme pasar, usted como tiene nailo ni se queja del agua-.
- Es que estoy sola, maestro, y me da miedo- gritaba.
- No se preocupe, me voy derecho para mi cuarto, pero ya háblele a sus perros- supliqué.
Con desconfianza, la mujer apedreó a sus perros hasta que pasé junto a ella. Estiró la mano para tocarme pero, por mero instinto, me hice a un lado y le dije que se calmara.
Me fui derecho a mi cuarto, me quité la ropa mojada y me dormí. Toda la noche me quejé entre sueños, sentía muy fuerte el dolor de las heridas.

Cuando desperté, estaba yo en medio del salón de clases. Bien acomodado entre el cajón. Apestaba a copal y a crisantemos. Los niñitos jugaban a hacerme cosquillas para convencerse de una buena vez que estaba tieso.
- Pobre maestro, todavía vino su ánima a dormir a su cuarto, bien que me di cuenta que no era él. Quién sabe a qué hora se habrá caído al barranco- dijo doña Lupe mientras la zorra se relamía los bigotes afuera de la casa.


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sábado, 12 de junio de 2010

I & I No Descansa

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"Hoy me quedo a escuchar
algunas canciones preferidas
Quiero ordenar los discosy
ver el futbol por televisión"
San Andrés Calamaro




Llovió de nuevo. Ya nos andábamos asustando porque ya casi era un mes sin agua y pss como es bien sabido, no sólo de tierra viven las plantas. Esperábamos que salieran chicatanas pero nos quedamos con las ganas.
El jueves cenamos panal de avispas asado, me dijeron los niños que no les dio tiempo de hacer salsa, pero que sabe riquísima.
Como no puedo tomar café, he tomado una variedad increíble de tés: de quelite, de hojas de naranjo, té limón, lima, lima limón, limón, guayaba, epazote y demás bondades botánicas que esta tierra nos brinda. También tomé – después de muchos años – atole de granillo, que – para los que no sepan, que conste- se prepara con maíz quebrado en el molino de mano, agua y canela, se endulza con azúcar pero, como esta semana no había, la señora utilizó miel y el resultado fue grandioso.
En la escuela todo bien, a excepción de un acta de nacimiento que no han podido tramitar por falta de dinero.
Ángel ya sabe leer oraciones de hasta 5 palabras, lo cual me hace sentir muy contento y a él también, porque ahora ya puede revisar lo que dicen algunos libros de la serie “Pocas Letras” que están dirigidos precisamente a aquellos niños que comienzan a leer.
Julián y Alma están repasando para el examen final, ellos egresan este año y posiblemente los lleve a conocer el mar – de Huatulco, por cierto- para festejar. Les insisto en que continúen sus estudios pero ellos francamente dicen que “eso de estudiar no sirve”, que prefieren ponerse a trabajar para poder ganar dinero.
Trato también de inspirarles confianza para el último examen, les digo que sólo es una prueba más, que no hay por qué angustiarse, les digo que estudien, que repasen sus apuntes, pero me causa cierta incomodidad el decirles que es por su bien, no sé, yo nunca lo he hecho y creo que por eso mismo me escucho falso, pero acaso es porque hay algo en mí que me dice que es la forma correcta de hacer las cosas (¿hay una forma correcta?).
Con Norberto y Vicky todo va bien, desarrollan las actividades sin dificultades y se sienten seguros de pasar de año, así que en estas clases de repaso, sólo han expresado dos o tres dudas, aunque, a decir verdad, me angustia el pensar en quedarme sin una respuesta para ellos, como que siento que debo ser muy cuidadoso en el modo en que explico las cosas, porque ellos hacen sus interpretaciones y sacan conjeturas muy curiosas, cosas que jamás se me hubieran ocurrido y cambian completamente el sentido de nuestra conversación.
Sobre todo, trato de tener mucho tacto cuando trabajamos Ciencias Sociales, suelo decir cada barbaridad con respecto a los héroes nacionales, que temo que un día se me escape una de esas cosas ante la clase y ellos tengan un conflicto con respecto a lo que han visto en años anteriores, sobre todo con muchas cosas de nuestra historia que son una farsa (fundacional y unificadora, pero farsa al fin, por no decir mentira).
En fin, Andrea no ha ido a clases, le he insistido y hasta llevé la dichosa canción de “La Iguana”, pero ni así. Con respecto a eso, esta semana llevé la grabadora y mis niños aprendieron la canción de “El bracero fracasado”, “La Iguana”, “Caminando” (de la Zona… faltaba más) y una de Tin Tan que se llama “El Piojo”. Las usamos para ver sinónimos y antónimos, pero acabaron convirtiéndose en el sonido ambiente para la cáscara de fucho que se disputa afuera del salón en el recreo y la hora de salida.

Mañana me voy de corrido los siete días de la semana, espero poder bajar al río a pescar chacales y ayudar en lo que pueda en la comunidad, de todos modos, no hago planes: nunca salen del modo en que se pretende.

Y bueno, con esto me fui. Hasta la próxima entrada de este su blog chacharero.

Con respecto al mundial… poco qué decir. Me torno un salvaje cuando de futbol se trata, así que llegué a mi casa sólo para ver el Argentina – Nigeria (qué gusto me da ver a Diego Armando al frente de la albiceleste, yo qué sé si es bueno o no, Diego es Diego y eso no se discute, con sólo verlo alucina uno); y también el Estados Unidos – Inglaterra (ah pero qué pendejo es ese portero, ni pedo, si hasta a mí me ha pasado, con mucho más razón a Green, qué se le va a hacer). Lo único que no me gustó es que no podré ver a Brasil, lástima, como que esa alegría con que juegan siempre me hace añorar con ir a ese país… y, hontestamente, también por ver a las brasileñas (mamasotas!!!).


Bueno, ahora sí, me fui.



P.D.: Me encanta Dios, tiene un humor definitivamente negro, como que polipolar, aunque ahora comprendo aquello de: “El que habita al abrigo del Altísimo…"(Salmos 91:1)


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domingo, 23 de mayo de 2010

Temores Peregrinos

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“Poco, mucho, algo,
casi casi, nada…
no siempre se cruzan
todas las miradas.”

Pedro Guerra


En esta semana yo vi…

… una luna punzocortante asomarse entre las nubes.
… un sendero sinuoso que llevaba hacia un arroyo.
… un arroyo de aguas argentas serpenteando entre las rocas.
… una cascabel aguardando mi siguiente paso.
… el filo de un machete que la partió en dos pedazos.
… un niño caminando frente a mí en medio de la noche.
… la felicidad del mudo repartida en dientes incompletos.
… una colmena desbordando miel al lado del camino.
… el cadáver de una víbora sorda volviendo nauseabunda a la tierra.
… un potro del color de la panela.
… un hombre construyendo casas de madera.
… un gol de chilenita en las afueras del salón.
… la ventana de conversación de la mujer que amo.
… los chacales más grandes de la sierra.
… el sendero del venado en medio del rastrojo.
… un ejército de gusanos invadiendo nuestros cuartos.
… las flores rojas y amarillas de los árboles de nanche.
… más de veinte truchas flotando en la cazuela.
… la raíz de huizache con la forma traviesa de un infante.
… las serpientes de fuego de los terrenos quemándose.
… las humaredas que la lluvia dejó tras su llegada.
… un cerdo herido por invadir lo ajeno.
… un niño de cuatro años pateado por un burro.
… un rifle 22 como el que mi papá tenía.
… los restos del panteón de San Bernardo.

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sábado, 15 de mayo de 2010

Chulin, Chulin, Cunflai

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La hijadesupinchemadre de la gastritis inició la revancha sin que pudiera ponerme los guantes y me hizo recordar que tengo un estómago de “muchito pedido” (Doña Chira, 2009) que no resiste. En el mismo lugar: un vacío. Un recuerdo embadurnado de nostalgia que me hacía suspirar mientras contemplaba la lluvia primogénita del cielo de mayo – ya en Cuixtla-.
Comienzo a notar que me encariño cada vez más con mis niños. Siento, a veces, que estoy mejor en San Bernachi que por cualquier lugar donde escuche todas esas manchitas grises de la vida que nos van minando el espíritu… pero soy adicto a la nostalgia y, en cierta medida, a la autodestrucción.
Este martes hicimos el convivio para festejar “el Día del Niño”. No’mbre, no es porque yo lo diga pero estuvo poca madre. Comimos arroz con leche, tamales, chicharrines, dulce de garbanzo y unos caramelos.
Luego, repartimos los juguetes. Como la solicitud que hicimos decía que eran 14 niños – ¿y de dónde? me pregunto - pss a mis chamacos les tocó doble regalo.

Por la noche nos atacó la indigestión. A todos.
También esa noche hubo fortuna para Don Fulano y una venada se atravesó en el camino de sus balas.
El asunto es delicado porque hay multas, por eso nadie habla de ello, y se habla menos cuando se tiene la boca llena de carne.

- Va a caer otro pronto.
- ¿Cómo lo sabe?
- Ya tronó la carne en la lumbre-, dijo el cazador mientras Doña Doña asaba unos brazuelos en el fogón, y agregó, - también, para que caiga otro, el que lo mató debe comerse el corazón de la presa-, y, diciendo y haciendo, cortó a la mitad el corazón del venado y se lo comió lentamente.

Recordé entonces a nuestros sacerdotes precolombinos, también recordé que los arcoíris son señales de que ha nacido un venado, recordé que, a veces, el demonio toma la forma de un venado, entre otras cosas, iba a seguir acordándome de más, pero preferí evitar que mi caldo se enfriara.
Al otro día hubo recalentado de venado, molito de conejo y ardilla asada, de hecho, ese fue el menú de la semana.
Ahora que regrese, podremos internarnos con confianza en el cerro. Cuando las hojas están secas, cualquier movimiento es perceptible para el venado, sobre todo cuando usa el oído que tiene entre las pezuñas. Esto me lo explicó también Don Fulano.
En la pezuña de los venados hay una abertura justo en medio, y allí existe un nervio muy sensible que el venado utiliza para captar vibraciones, de modo que, cuando escucha pasos en el bosque sólo necesita alzar su pata – la que sea- para escuchar con atención y emprender esa carrera que sólo ellos son capaces de desarrollar.
Regresé con el abrazo de agua de Dios pisándome los talones, pero, como ya he dicho, pude ver la lluvia desde mi puerta mientras mi mamá canturreaba himnos de gratitud por la lluvia. Pensé en San Bernardo y sus casitas de varas y barro, ojalá sí sean “lluvias de gracia” como canta mi mamá. También pensé en Matilde y en qué estará haciendo ahora, si se acordará de mí y sobre todo, si querrá volver a verme algún día. Además, recordé a Carmencita (hace dos semanas que te dejé un mensaje y no me contestas).
Les dejo esto que, alguna vez escribí para abatir el aburrimiento y luego envié a través de una ventana de conversación.




Pss.. érase una vez un punto. Un punto en el espacio.
Nadie sabía de su existencia y, en realidad, a nadie le interesaba tratar a este punto.
A diferencia de los puntos suspensivos o los puntos y seguido, este punto se hallaba solito, desempleado y sin nadie que le auxiliara.
Ser un don nadie le llevó a ser un milusos, alguna vez había sido una isla en un mapa, otras veces fue un lunar, otras más un accidente de tinta en una carta, pero, de alguna extraña manera siempre pasó desapercibido.
Acaso, la vez que más se acercó a ser algo, fue aquella en que una niña dibujó un pez, y "punto" ocupó el lugar del ojo, sin embargo, un fuerte viento arrebató a la niña el dibujo, y él tuvo que volver hacia la nada.
Así, en el espacio, se sintió el más miserable de todos los puntos, hasta que me di cuenta de que existía, lo tomé entre mis manos y lo puse al final de este cuento.





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Y bueno, estos son mis 6 niños que asisten al curso "Rayito de Sol", de izquierda a derecha:

* Julián * Vicky * Ángel * Andrea * Norberto * Alma *



Ellos son el equipo especializado en la reconstrucción de espíritus carcomidos.

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miércoles, 28 de abril de 2010

Reverberaciones...

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Quiero ayudar al bueno a ser un poquillo de malo
y me urge estar sentado
a la diestra del zurdo, y responder al mudo,
tratando de serle útil en
lo que puedo, y también quiero muchísimo
lavarle al cojo el pie,
y ayudarle a dormir al tuerto próximo


César Vallejo




En mi pueblo - aunque no es un caso aislado-, lo que se dice es un eco que perdura a través de las diferentes generaciones, un intercambio cultural de frases que se repiten como letanía pícara… La mayoría de las mismas son para fastidiar al prójimo, chingar a gusto sin que la “jerarquía” social del interlocutor importen mucho pues al cabo que todos somos iguales ante el castre.
Ando en Miahuatlán porque cada fin de mes hay capacitación y revisión de lo que se haya estado haciendo en las comunidades, así que regreso hasta el 5 de mayo a San Bernachi.
En esta semana conocí un pueblo llamado San Jerónimo Coatlán, la imagen de la iglesia corresponde a esa comunidad, no me arrepiento de haber ido, pero el hecho de haber dado la vuelta hasta allá me hizo caminar de noche hacia San Bernachi, jajaja, iba con un miedo bien cabrón, la lámpara se quedó sin pilas y la luz de la luna apenas si pasaba entre los pinos, así que resolví encomendarme a Dios y andar adivinando la brecha, con el pendiente de que están abundando las zorras – cuadrúpedas-.
Con respecto a qué sigue, Tenor, sólo diré algo que alguna vez dijo Majo para resumir mi postura ante la vida: "No me ocupo de mí, de eso se encarga el devenir". Espero un día tener un proyecto definido de vida, ojalá no sea tarde, por lo pronto, busco ser feliz.






Esta es la iglesia de San Jerónimo Coatlán:







Acá en mi cuarto en San Bernardo:







Esta es la escuela "Rayito de Sol", allí mero nos reunimos mis niños y yo:











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Haikú entrometido:

El mundo cabe
Dentro de una manzana.
¡Saque la ganja!

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sábado, 24 de abril de 2010

Haikú - ches

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Semana de sueños recurrentes, fogonazos en el cerro y cadáveres de zorras dejando constancia de la fina puntería de Don Fulano Anónimo.
La recompensa del frío: infusiones inyectadas a través de los dientes mostrados sin pudor, con dos que tres toques de incisivos picados o incompletos. Cada risa es un abrazo, cada mirada de satisfacción ante los cálculos resueltos es un ladrillo más en mi reconstrucción. Hablo de mí, desde mí: abyectamente egoísta.
El tiempo es una mula terca que se resiste a pasar por este lugar. No hay atracción por introducir “lo moderno”, acaso se busca por unos meses y se devuelve el serrano a su bastión de silencio, de paz y pureza.
Las distancias siempre se miden en “cerquita”, “aquí nomás”, “cumbrando el cerro”, "ahí bandeando", "payayito", en fin, términos que rebajan a nada los compases de los horarios, la división del día en aburridas 24 horas y la prisa innecesaria por vivir con objetivos materiales, aún cuando se pierda el valor espiritual.
Norberto golpeó mi mundo con este misil: “y, ¿qué querías ser de niño?”. Me dolió ese silencio estúpido, como de adulto, pero qué iba a responder.
Como que el shock de todo este pedo me tiene dándome reverendos golpes contra el piso al pensar en esa pendeja angustia a la que dejaba invadirme. Supongo que este siglo y el venidero no tienen cabida para la depresión y la flojera, acaso será lícito ser melancólico, estar triste en ocasiones, pero no escudarse en esa mamada de que “somos postmodernos ca’ ” (Alejandro García “Virulo”, sepa Dios cuándo). ¿Será por eso que San Andrés Calamaro dice “la vida es una cárcel con las puertas abiertas”? Y Majo remató: “sí, y al que no le guste, que se salga”, jajaja, lo pienso y digo que a veces – o siempre- nos complicamos por puras pendejadas. Yo qué chingados sé. Hoy estoy de buenas, mañana… no lo sé. “Tengo cada insensatez y me suelo equivocar” (San Andrés Calamaro, 200…???).



Dos Haikús para Mamá Elena:

Te necesito
cuando estoy alegre y
cuando entristezco.

*-*-*

Dominio sutil
colmado de un cariño
indescriptible.


Haikús independientes

Caminos curvos
atraviesan la sierra.
Hierven los guachos.

*-*-*

Ya ni en la sierra
se siente uno seguro.
¡Pinches soldados!

*-*-*

En San Bernardo
soy parte de la tierra.
Estaba vivo.

*-*-*

Estalla el cielo
en bichos luminosos:
Andrea ríe.

*-*-*

Cuando anochece,
los ancestros conversan
en San Bernardo.

*-*-*


Esta pendejada la encontré en mis apuntes:

Por causa de la sustancia activa del insecticida, las lombrices de mi jardín se convirtieron, después de la fumigación, involuntariamente expertas en el “sesenta y nueve” y el sexo oral, porque, al tratar sanamente de darse un simple beso, nunca supieron que, sin sus ojitos, no podían ver a dónde sus boquitas inocentes iban. Es triste verlas andar de un lado a otro sin saber que al tratar de dar amor sin malicia, incurren en actos inmorales… definitivamente habrá que cambiar los parámetros con los cuales podamos diferenciar lo que es bueno o malo. Por eso, existe un pacto de sangre, propuesto por los demás ciegos de este gueto y consiste en la creación de la Liga Lombricienta Para La Defensa De La Salud Anal, Vaginal y Oral, esto con el fin de evitar enfermedades provocadas por el contacto que pudiera suscitarse en momentos inesperados.

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sábado, 17 de abril de 2010

De Vuelta y Revuelta

*

Entre especulaciones ajenas y predicciones cercanas recibí este 13 la comunidad a la que tenía que trasladarme: San Bernachi. A decir verdad, he ido a Santa Catacha, a San Baltasar… pero a San Bernachi? no, jamás lo había escuchado mentar, así que me fui preparado con mi encendedor y mis velas, en caso de que no hubiera luz, también llevé fruta y agua por si no me daban de cenar.
Primero tuve que tomar el autobús que te lleva por tres horas entre la sierra hasta Santo Tomás. Al llegar, busqué a la chica que da clases de preescolar para que me diera un lugar donde quedarme en caso de que no pudiera salir de allí en el transcurso de la noche. Pilar fue muy amable y me dijo que sí, que podía quedarme en las instalaciones de su salón. Arreglado eso, me di cuenta que no llevaba el impermeable, así que, en caso de que la lluvia se desatara, iba a llegar en calidad de sopa, así que apuré el paso y tomé el camino a San Bernardo.
Llegar fue entretenido, sobre todo porque la vereda que entra hacia el pueblo es parecida al camino que existe por el rancho de mi abuelo, sinuosa, silenciosa, casi ceremonial. Se camina durante media hora.
Confieso que, casi al llegar, una bifurcación de caminos me hizo dar una vuelta extra que, al final fue benéfica porque encontré al presidente de padres de familia.
Por la noche hice la reunión con los papás de 6 niños y el jueves fue mi primer día trabajando con ellos. Hay dos de sexto grado – Julián y Alma-, una de tercero –Virginia-, dos de primero – Ángel y Norberto- y una de preescolar – Andrea-. Todos ellos son muy inteligentes, a menudo conversamos sobre lo que pasa en la televisión porque dudan que tales cosas existan.
La noche del 13 cené frijoles con sopa, pero quiso la lluvia y la fina puntería de Don Fulano Anónimo que dos conejos aprovecharan para salir de sus madrigueras solamente para encontrar la muerte, uno con la retrocarga y el otro con un rifle, así que comimos conejo durante el jueves y viernes. También tenían un garrobo para comer el sábado. Aquí no se caza para negociar, es para el consumo de las familias.
Regresé por la tarde a mi casa. Es difícil que, primero, pase un carro; luego, que te quieran levantar. Afortunadamente pasó el doctor de Santa Catacha y me llevó hasta mi casa. Regreso a San Bernachi este domingo, con balón de futbol en mano.
Nos han encargado redactar la historia de la comunidad en la que estamos, así que ya comencé a tomar mis apuntes. Tal vez traiga fotos la otra semana. Por cierto, nuestra comunidad se ve desde la carretera a Loxicha.

***
- A ver… ¿qué plantas crecen en esta región?
- Encino…
- Ocotes…
- Flor de niño…
- ¡Mota!

***
Mamá Elena: te soñé muchas veces. Sé que estarás bien, te quiero mucho. Luego hablamos de mis papeles, la verdad no he conversado con mi hermana. Mi niña, no te enojes porque el que se enoja pierde, hoy vine con más calma para decirte que siempre pienso en ti... acuérdate que "contigo aprendí". Mejor cuéntame cómo te lo va allá en la región tapatía, vendré a conectarme cada 8 días, pero siempre espero saber de ti.
***
Viri: Cómo va ese huevito? Espero que te estés tomando fotos para que veamos la evolución de tu barriga. Sabes bien que me produce una inmensa ilusión el poder ver a ese micropollo y a su linda mamá.
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Haikú para una robus:

En el silbido
Del viento entre los pinos
Oigo tu nombre

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Saludos al Stooch y a todo el Death Fucking Squadron, de todos ustedes he aprendido y los niños de San Bernachi los conocerán a través de mí, obviamente los malos detalles quedan al margen, jajajaja, cuuuuuuuches!!! Cari: gracias por acordarte de mí, yo también te extraño mucho.
***
Erick: suerte en tu nuevo trabajo, recuerda que, a veces, se debe conservar a los amigos cerca, pero a los enemigos… aún más cerca, sobre todo con esos enemigos que me mandan saludos jajajaja, dile a tu jefa – laboral- que “serás” jajajaja
***
Un abrazo desde acá - y que atraviesa los otros paralelos, meridianos y trópicos que nos separan físicamente - para esa mujer que me dio “música a cambio de trabajos”, yo no sé qué será de mí, pero siempre llevaré sus enseñanzas y su ejemplo a donde vaya. Igual: los malos detalles quedan al margen.
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Me fui.

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sábado, 10 de abril de 2010

Desintoxicándome, resignificándome

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"Escapé de mi casa
Escapé de mi amor
Pero nadie se escapa
De tu mano señor"
Fabulosos Cadillacs


Ir a la sierra de los Coatlanes me pareció un asunto serio, sobre todo si se va de noche y en camioneta. La luna justo iba apareciendo sobre el cielo de Miahuatlán cuando salimos, así que durante todo el tramo pavimentado fue acompañándonos, pero, pareciera que justo al entrar en la terracería que va hacia San Miguel, ella y los árboles a contraluz se hubieran puesto de acuerdo para que, en silencio, contempláramos los gigantes que llevan años viéndonos pasar en nuestra efímera existencia. La deforestación es visible desde lejos, San Miguel tiene fama de proveedor de madera para la región, en especial el pinocote, como le llaman por acá – y por muchas partes, supongo-.
Si uno comete la osadía de mirar a los pies de los venerables cerros, desearía nunca hacerlo porque en ocasiones la endeble camioneta se balancea para jugar con nuestros nervios, y se acerca atrevidamente hacia los precipicios que parecieran no tener fin, como si se tratara de una puerta hacia los abismos que habitan los demonios de esos cuentos que nos leían en la iglesia.
Los bancos de niebla impedirían, en mera suposición, que la camioneta fuera más rápido, pero este conductor, o tiene un espíritu suicida o de verdad conoce muy bien el camino: tomé la decisión de no ver más hacia el frente.
Llegamos bien a San Miguel, mi hermano tocó con sus amigos y por la mañana regresamos a mi pueblo. Ver el camino de día es más reconfortante, quizá el factor taxi le dio una nueva perspectiva al viaje.
Al regresar de San Miguel tuvimos poco tiempo para alistar las cosas antes de irnos a las montañas que se encuentran en los límites de mi pueblo que, por cierto, no lo he dicho, se llama Cuixtla.
Para esta excursión se unieron al equipo vagabundo mi hermana, la novia de mi hermano y su cuñada.
Salimos a las doce del día y, la primera noche acampamos en el nacimiento del río, tuvimos una luna espectacular que nos acompañó desde las nueve y media de la noche hasta las… bueno, eso no lo sé porque caí dormido.
Por la mañana recargamos nuestra provisiones y empezamos un camino cuesta arriba para llegar al cerro de la cruz, llamado así porque en la cima hay una capilla desde la que se divisan, además de Cuixtla, muchos pueblos. Temíamos, al igual que el día anterior, que la lluvia nos arruinara la oportunidad de acampar sobre la capilla, pero no fue así, todo fue tan maravilloso y espectacular, que recordé que esa parte de mí que consideraba perdida está todavía entre los estratos del suelo que me vio nacer, sólo que tendré que ir escarbando poco a poco entre las miradas, las palabras, los cuentos, los ancianos y los niños, las calles, los caminos, la tierra que queda en mis zapatos al volver, el café cargado de mi abuela, los chistes de mi abuelo, mi mamá y su sazón, las chilenas, el sol del amanecer detrás de “el cerro de los gentiles”… (Muchos etcéteras).
Pronto subiré algo que haya escrito con calma, por ahora, puros reportes de actividades antes de que me asignen comunidad este lunes, les dejos unas cuantas fotos para que más o menos conozcan dónde ando. Saluditos y muchas bendiciones.

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Y bueno, así se vio el atardecer arriba de la capilla...


Y este fue el amanecer...


Esta es la capilla sobre la que acampamos...


Esta es una de las primeras honduras en el nacimiento del río...


Yo mero, de fondo: San Miguel Yogovana


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lunes, 29 de marzo de 2010

El Viento Viene, El Viento Se Va




“Cuando estoy algo perdido
Un poco loco por ahí
Siempre hay alguien con tus ojos
Esperándome hasta el fin.”
Fito Páez


P.D.: Saludos a Liz y a Susann, dos chicas que tuvieron que dejar el Conafe por incomprensión, pero que son muy sencillas y buena onda. Esta foto es de un pueblo en el que estuve antes de ir a Hux por última vez, se llama San Sebastián Coatlán, he estado saliendo a varios pueblos acompañando a mi hermano, el que da clases de música.


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lunes, 8 de febrero de 2010

Convocatoria

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Si nada en la bolsa
Te queda guardado
Si el barco en que viajas
No puede avanzar
Si el mar delicado
Se torna rabioso
Y el canto sagrado
De sirenas dulces
Tus tristes oídos
No escuchan ya más
Si tus viejos muertos
No asoman sus manos
Entre los espejos
De tu habitación
Si sientes que el miedo
De nuevo se cuela
Silenciosamente
En tu corazón.
Cuando el cielo entero
Caiga en tus espaldas,
Cuando esa niña
Te diga que no,
Cuando el firmamento
Deje un rastro vago
De dos líneas flacas
Color aeroplano
Y tomes en serio
La edad y tu vida
Y en el campo oscuro
Juegues al ratón,
Si Dios te persigue
Y el diablo te ayuda
Si pagas por sexo
Y encuentras amor
Si vas entre nubes
De mota muy fresca
Y a medio camino
Te caes del avión
Si sufres de penas
Mientras cortas venas
Y en el sufrimiento
Hallas vocación
Si el amanecer
Llevó tu memoria
Por el cementerio
De la soledad
Si ya te cansaste
De vestir de gala
Mientras los gusanos
Devoran tu ser
Si eres el reflejo
Del deseo ajeno
Si vives de poses
Para complacer
Si el día se te acaba
tan pronto despiertas
y la noche eterna
te espera otra vez

Entonces, mi amig@
solamente entonces,
ven, siéntate un rato
conmigo esta noche
Prendamos el fuego,
viajemos sin coche,
bebamos un vino
a salud del pobre
Mundo atiborrado
de gente que pasa
igual que nosotros
de un modo mediocre
Olvidemos todo
mudemos escamas
vayámonos lejos
a olvidar las penas
Que espacio por medio
servirá de algo
ver nuevas personas
alivio dará
Solamente pido:
no vengas curado
así, tu presencia,
no me ayudará.
Necesito a alguien
que quiera perdérsle
a Dios un ratito
en la oscuridad.

Y si no pudieras
aguantar las ganas
de reirte un poco,
de mostrar agallas,
Ve y sonríe entero,
no vuelvas la vista
haz de ti tu sol,
alumbra la vida,
haz la diferencia
y salte del mundo
color azulado
que va a la deriva.
Porque mis presagios
no son promisorios
porque para siempre
de azul viviré.

*


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jueves, 21 de enero de 2010

Nosotros los otros

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Estamos.
Estamos por todas partes.
Cansados, tristes,
pero no desalentados.

Tímidamente aparecemos,
Ya no hacemos ningún daño.
De algún modo hemos partido.

La voluntad nos mueve
y la oscuridad nos cobija,
como una madre resignada.

Estar muerto es cosa fácil.
Pero serlo es un martirio.

Los verás hablarte
sin verte a los ojos.
Sollozando mientras secas
infructuosamente el llanto.

Correrás junto a los niños
mientras crecen,
te verán tal vez, y tal vez
lloren.

Tus amores se convierten
en abismos. Tú mismo
te les haces impreciso.

Las horas, los sabores,
la alegrías de los viejos
(las únicas risas sinceras)
Todo, absolutamente,
es un coro angelical brindado a un sordo.

Por eso muérete completo.
Por eso no regreses del Mictlán.
Porque ciertamente el tiempo
es mucho,
cuando no se vive junto al otro.

*
*
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lunes, 4 de enero de 2010

Para No Olvidar

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"Sólo una cosa no hay: es el olvido". Jorge Luis Borges.

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"Ojalá que estén vivos y bien
en el país de síganme,
síganme no los voy a defraudar
¿a dónde?
Donde se caga un conde"

Andrés Calamaro



P.A.R.C.

Él ya no volvió.
Como muchos.

Multitud de rostros que,
aún siendo una masa
duelen particularmente.

Silenciosas lágrimas que
el viento
pone en las memorias,
susurrándonos la sedición.

Olor a pieles que antaño
transpiraron con nosotros
sueños ahora secos.

Al irse,
se llevaron una parte
de nosotros.

Por eso no sabemos qué somos,
por eso nuestras horas
no terminan,
o lo hacen sin saberlo.

Nos sentamos a morir
porque no volverán.
Porque dolorosamente
no estarán más.

Si no me crees...
Anda y dale un abrazo a tus
recuerdos.




***
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sábado, 2 de enero de 2010

Rata Rabiosa

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A 16 años

Me da rabia, no el olvido,
sino la vaguedad del recuerdo.
El eufemismo libertario
pieza más del discurso hipócrita.

La soledad separatista,
ambigua en cuanto a la función,
a lo benéfica
que podría resultar ahora.

La pose,
evidente en absoluto,
el grito vano del que busca
ser la imagen de las cosas
que no siente, que no sufre.

El olvido,
que no existe, pero se finge.

La empatía vaga,
el relato que evade
los dolores, las tragedias,
la realidad.

El total desprecio,
la oposición abierta
al clamor del oprimido.

Y también estas manos
que escriben, en lugar
de tirar balas.

***
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*