lunes, 21 de junio de 2010

Conversación

***
**
*

Y bueno, esta semana me enfermé. De hecho, sigo enfermo.
Mañana me lanzo a Ejutla, a ver qué tranza por esas tierras.
Mientras tanto, les dejo esto que hice hace cinco días... o más...

***

¿Con que todo eso te pasó? Jajaja, ahora entiendo quién eres, pues a mí me pasó algo así. Todo empezó un domingo en Miahuatlán. Por andar de valiente con Juvencio se me fue el camión de las doce y ya no pude irme a buena hora a San Bernardo. Nadie me levantaba porque ni con pasamontañas podía ocultar el efecto de los mezcales.
Como pude me trepé en un camión de redilas y allí me fui entre la caca de las vacas que ya seguramente se habían vendido en Miahuatlán o en Ejutla, qué me importa, el chiste es que llegué a Santo Tomás tarde y bien pedo.
Ni bien puse un pie en la vereda, cayeron dos rayos y se soltó el agua. Todo se me juntó ese día: no llevaba las botas, ni impermeable y además la mochila de lona se me había quedado en la casa de mi mamá, así que todos mis papeles se mojaron entre esa bolsa de pana.
Ni pedo, no podía regresarme.
Caminé entre el lodo colorado del camino que, a cada rato, era iluminado con los relámpagos. Tropezaba constantemente porque tiritaba de frío y las piernas se me estaban entumiendo. Los mezcales ya se me habían escurrido junto con todo el sudor. Allí iba yo caminando como el cuche, con la cabeza para abajo, cuando vi la pinche zorra a medio camino.
Me quedé con los ojos bien abiertos y pensé en dar la vuelta, pero el animal me vio y me gruñó. Traté de retroceder, entonces me tropecé y sentí mi cuerpo bien ligerito rodando por entre el barranco. Toda esa zarza y maraña me fueron pelando el cuero, ni siquiera supe cuándo se me cayó la mochila, mucho menos mis zapatos.
No me di tiempo para sobarme, como pude subí la cuesta del cerro y llegué al camino. La zorra ya no estaba y, aunque estuviera, estaba bien encabronado porque por su culpa me caí. Lo mejor era que ni se asomara.
Enfilé hacia el pueblo y llegué entre el aguacero y la noche oscura.
Ni bien reconocí la casa comencé a llamar. Casi media hora pasó hasta que alguien se asomó. Allí me empecé a molestar porque, además de venir batido, madreado y asustado, tenía un chingo de hambre, los perros casi me mordían y, para rematar, la persona que salió no me hablaba. No vi si era mujer u hombre por la luz de la lámpara que me aventaba en la cara. Un buen rato estuvo haciendo eso hasta que por fin dijo: - ¿es usted, maestro?
Respondí que sí era yo, que estaba herido y que necesitaba que me espantara a los perros porque no me dejaban pasar.
- ¿De verdad es usted?- insistió.
- No juegue, doña, ¿quién más va a ser?-.
- A ver recoja esta piedra- dijo, mientras me arrojaba una piedra que se perdió entre las hojas secas de los yegareches.
- Ya, déjeme pasar, usted como tiene nailo ni se queja del agua-.
- Es que estoy sola, maestro, y me da miedo- gritaba.
- No se preocupe, me voy derecho para mi cuarto, pero ya háblele a sus perros- supliqué.
Con desconfianza, la mujer apedreó a sus perros hasta que pasé junto a ella. Estiró la mano para tocarme pero, por mero instinto, me hice a un lado y le dije que se calmara.
Me fui derecho a mi cuarto, me quité la ropa mojada y me dormí. Toda la noche me quejé entre sueños, sentía muy fuerte el dolor de las heridas.

Cuando desperté, estaba yo en medio del salón de clases. Bien acomodado entre el cajón. Apestaba a copal y a crisantemos. Los niñitos jugaban a hacerme cosquillas para convencerse de una buena vez que estaba tieso.
- Pobre maestro, todavía vino su ánima a dormir a su cuarto, bien que me di cuenta que no era él. Quién sabe a qué hora se habrá caído al barranco- dijo doña Lupe mientras la zorra se relamía los bigotes afuera de la casa.


*
*
*

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hay vidaaaaa miaaa q mala onda con lo q te pasó, yo creo q la vida t anda scupiendo pero no t awitess q nosotros nos la vmos a fregarr pronto, mientras cuidate muchoo q ya no son los mismos tiempos,, recuarda q tenemos junta de comite pronto no olvides llevar tu credencial de miembro vip.tquierooo muchooooooooo

Nosotros!! dijo...

Hola!!

Ni para preguntar cómo estás, porque supongo que sigues enfermo... Pero espero que te pongas bien pronto.

Qué mala onda lo que te pasó, ya me imagino como has de ver terminado.

Pues no tengo mucho que decir porque mi hamster está más que muerto por ese maldito análisis, además ayer platicamos, pero no olvides que te quiero mucho.

Mensaje del Huevito:
Hola tío, cómo estás?? Espero conocerte en octubre, mi mamá dice que eres increíble... te mando un mini huevito abrazo.

Te queremos mucho... Cuidate

Bye!!