miércoles, 11 de enero de 2012

Soñar


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“Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder
ni el más ancho pensamiento…”

Violeta Parra

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A mí siempre me dio miedo dormir porque, al despertar, comprobaba que nada había cambiado.
Ya llevaba mucho rato acostado pensando en tantas cosas que, sin darme cuenta, caí en un estado de contemplación a tal grado que escuchaba con claridad los sonidos de la noche, los más honestos y nítidos sonidos de la noche.
Sobre una calle seguramente cercana sonaba el crónico rodar de una vieja carretilla, un poco más lejos se escuchaba una lucha entre gallos, quizá buscando apoderarse del harem de gallinas multicolores.
También había burros, caballos y perros. Cada uno de ellos produce un sonido diferente cuando camina.
Al mismo nivel de volumen de un arroyuelo, cuyos recodos distinguía sin dificultad, se escuchaba la orquesta sinfónica de los grillos del basamento de mi aposento.
El escenario auditivo era tan intenso que incluso me pareció percibir olores de campo, de hierba húmeda, de tierra mojada, de tabaco, de café, de pan, veladoras, cempasúchil y copal.
Cuando reaccioné y abrí los ojos, me di cuenta que seguía muerto.

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2 comentarios:

Luna Marinera dijo...

Me ha gustado, desde que empecé a leerte, la facilidad que tienes de crear escenarios, de inventarte y/o de recrear lugares.

Morir es también vivir, es la experiencia de una memoria que se extingue pero también de muchas otras que se escriben.

¡Un abrazo!

La RaTa MuTanTe dijo...

Ah pues muchas gracias, no sé qué decir más que gracias.

Con respecto a lo segundo,creo que la palabra nos salvará del olvido.

Igual un abrazo Fany.